viernes, 27 de febrero de 2009

Tristan Tzara (1896-1963)



Fragmento del manifiesto Dadaísta.

"Toda forma de asco susceptible de convertirse en negación de la familia es Dada;

la protesta a puñetazos de todo el ser entregado a una acción destructiva es Dada;

el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dada;

la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dada;

la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre nosotros los siervos es Dada;

todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dada;

abolición de la memoria: Dada;

abolición del futuro: Dada;

confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad:

Dada; salto elegante y sin prejuicios de una armonía a otra esfera;

trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro;

respeto de todas las individualidades en la momentánea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas;

despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado;

escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro

de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma.

Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia:

LA VIDA. "


Fragmento extraído del Manifiesto Dadaísta.

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INSCRIPCIÓN SOBRE UN SEPULCRO

Y sentía tu alma pulcra y triste
como sientes la luna que se desliza calladamente
detrás de los visillos corridos.
Y sentía tu alma pobre y encogida,
como un mendigo, con la mano tendida delante de la puerta,
sin atreverse a llamar y entrar,
y sentía tu alma frágil y humilde
como una lágrima vacilando en el borde de los párpados,
y sentía tu alma ceñida y húmeda por el dolor
como un pañuelo en la mano en el cual gotean lágrimas,
y hoy, cuando mi alma quiere perderse en la noche,
solamente tu recuerdo lo detiene
con invisibles dedos de fantasma

Versión de Darie Novácenau

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